articulo en Pro-EticaNuestra sociedad vive tiempos de cambios, cambios vertiginosos que abarcan todas las áreas del quehacer humano; ideas, conceptos y procesos que hasta hace pocos años eran una verdad incontrovertible, hoy son objeto de revisiones y transformación, e incluso a veces de reemplazo total. A este fenómeno no escapa un ámbito tan importante como el de la educación, cuyas metodologías basadas en clases magistrales, transmisión directa de conocimientos y memorización de información son cada vez más cuestionadas.

Hoy se habla de la eficacia de procedimientos pedagógicos totalmente distintos, como estimular a los niños para que sean más activos en su propio proceso de aprendizaje, reorganización de las aulas, el trabajo en grupos, actividades cooperativas, trabajo basado en proyectos, resolución de problemas o gamificación.

En relación a esto, Jan Bietenbeck, profesor de Economía de la Universidad de Lund, Suecia, institución que se cuenta entre las universidades europeas que trabajan con más ahínco en el campo de la investigación en materia educativa, recientemente publicó un documento elaborado con datos provenientes del informe TIMSS de 2007, en el cual aborda el tema del tipo de metodología educativa más efectiva.

En este documento, realizado con la colaboración de la Fundación Sociedad y Educación y de la Fundación Ramón Areces y presentado ante un grupo multidisciplinario de expertos universitarios, Bietenbeck plantea la necesidad cada vez más evidente de combinar las metodologías educativas tradicionales con los nuevos métodos pedagógicos, ya que cada uno produce efectos diferentes.

Señala Bietenbeck que las metodologías más “tradicionales” estimulan el desarrollo de habilidades que les permiten enfrentar con éxito las cada vez más comunes pruebas estandarizadas, las cuales representan un 20% del total, además que estimulan las capacidades de memorización y de repetición de datos; por otro lado, las metodologías más “modernas” favorecen el desarrollo de la capacidad de razonamiento y no producen ningún efecto en la resolución de pruebas estandarizadas.

De esto se desprende entonces que:

En cada circunstancia, el primer paso es analizar qué tipo de aprendizaje se necesita para la ejecución de qué tipo de tareas, para determinar cuáles son las metodologías más apropiadas para dicho aprendizaje.

Aún es pronto, señaló, para determinar cómo estas consideraciones pueden influir en el desarrollo de políticas educativas, por lo que se debe seguir investigando el tema.

Quedan algunas dudas sin resolver, como por ejemplo definir exactamente que se entiende por enseñanza tradicional y enseñanza moderna; igualmente quedó planteada la cuestión de que el trabajo en equipos es una metodología que ha venido aplicándose desde hace varias décadas y aún se le considera moderna; también se mencionó la ausencia de factores dirigidos a la motivación para el aprendizaje.

LQ

Pedagogía “tradicional” vs. pedagogía “moderna”, ¿cuál es la más efectiva?
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