Artículo - reportaje en Pro-Etica VenezuelaPese a que podría servir para curar enfermedades como el cáncer, esta herramienta pone a los científicos en un dilema ético y moral

Esta semana se llevó a cabo en Madrid un evento en el que los precursores de la técnica de edición genética CRISPR-Cas 9 reflexionaron sobre los límites éticos de su uso en embriones o para mejorar al ser humano.

Ésta permite «editar» el genoma, es decir, los genes que contienen las instrucciones para el desarrollo de todas las características de los organismos. Se basa en unas secuencias denominadas CRISPR (repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente espaciadas, por sus siglas en inglés), que son unas repeticiones de bases en el ADN, y en las proteínas Cas que van asociadas a ellas.

Funciona de manera más sencilla que otros métodos anteriores, disminuyendo de años a semanas el tiempo necesario para alterar el genoma. También es más precisa y permite editar varios genes a la vez. Y es mucho más barata, por lo que ha puesto la modificación del ADN al alcance de cualquier laboratorio.

«Se supone que estos avances son para hacer investigaciones y para tratar a pacientes, no para cambiar a los seres humanos», afirmó la investigadora francesa Emmanuelle Charpertier, que junto con la estadounidense Jennifer Doudna y el español Francisco Martínez Mójica recibieron el Premio Fronteras del Conocimiento en Bioética de la Fundación BBVA.

Jennifer Doudna, Francisco Mojica y Emmanuelle Charpentier
Jennifer Doudna, Francisco Mojica y Emmanuelle Charpentier

«Necesitamos algún tipo de líneas rojas», añadió Charpentier, para quien ese límite podría estar en la modificación de embriones humanos para eliminar genes relacionados con enfermedades.

Puede servir para buscar tratamientos para enfermedades géneticas, luchar contra el cáncer o el sida. Pero a nivel ético preocupa la posible manipulación de las células germinales humanas -precursoras de óvulos y espermatozoides– y la modificación de embriones. Las personas que naciesen con esas modificaciones genéticas las transmitirían a sus descendientes.

«Si hubiese una forma segura y efectiva de evitar enfermedades genéticas para las familias, creo que tenemos que considerarlo, en algún momento podría considerarse no ético no utilizar la tecnología de una forma en la que ayude a la gente», señaló Doudna

Mojica cree que en algún caso «podría estar justificado utilizar estas herramientas para modificar embriones humanos e incluso generar humanos modificados genéticamente», aunque apunta que como microbiólogo su opinión no es más válida que la de cualquier otra persona. «Quizás lo que no sería ético es no hacerlo», agregó.

«Hay que invitar a la gente para que participe en pensar cómo utilizamos una tecnología como esta para solucionar problemas y no crear más», señaló. «El debate debe incluir a científicos y filósofos», además de a expertos en bioética, añadió Charpentier.

Los tres expertos se mostraron asombrados por la rapidez con que esta herramienta está llegando a las clínicas. «En uno o dos años veremos aplicaciones para curar enfermedades en el ojo y en la sangre, y posiblemente en fibrosis quística. Dentro de cinco años, será asombroso el desarrollo de esta tecnología», afirmó Doudna.

 Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA, junto a los galardonados en Biomedicina
Rafael Pardo, director de la Fundación BBVA, junto a los galardonados en Biomedicina

Charpentier y Doudna revolucionaron el campo de la edición genética en 2012, tras reproducir en el laboratorio el sistema CRISPR-Cas9 que utilizan las bacterias para localizar el ADN invasor de los virus y eliminarlo. Ese mecanismo puede utilizarse ahora para modificar el ADN de prácticamente cualquier organismo, también el humano.

Esa revolución no habría sido posible si el español Martínez Mojica y su equipo no hubiesen descifrado en 2003 para qué utilizan las bacterias el sistema CRISPR-Cas. Las secuencias CRISPR (repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente espaciadas, por sus siglas en inglés) generan unas guías para localizar los genes dañinos. Después dirigen hacia ellos las proteínas Cas9, que actúan como tijeras para cortar el ADN y eliminar los genes dañinos.

Laura del Río / dpa

Fotografías Fundación BBVA/Fundación BBVA/dpa

Tomado de Doble Llave

Técnica CRISPR-Cas9 hace posible editar el genoma humano
Etiquetado en: