La joven ingeniera Nieves Cubo.

Las prótesis son dispositivos mecánicos elaborados para sustituir la función o la forma de un miembro ausente o parte de él. Se distinguen dos tipos de prótesis: el primero son las endoprótesis, que sirven para estabilizar fracturas hasta su consolidación (agujas, alambres, tornillos, placas, clavos), o se implantan quirúrgicamente, ancladas al hueso de modo permanente (endoprótesis de cadera, rodilla, hombro o codo), y cumplen la función de una articulación dañada por artrosis, artritis, algún traumatismo o por otras enfermedades; y el segundo tipo comprende las exoprótesis, que sustituyen totalmente un miembro amputado.

Durante el siglo XX, la cirugía ortopédica experimentó un considerable progreso, tanto por los avances de la medicina como por los de la ingeniería protésica, con la aparición de amplificadores de imagen de rayos X, nuevas aleaciones metálicas y nuevos polímeros plásticos o cementos de fijación ósea.

Ahora, antes de terminar la segunda década del siglo XXI, se hace presente un nuevo avance en este campo, el cual hará posible la sustitución de prótesis metálicas mediante la creación de auténticos tejidos humanos, como cartílagos y huesos, por medio de un sistema integrado en el organismo a través de la impresión 3D.

Este adelanto será posible gracias a una investigación realizada por la ingeniera Nieves Cubo, de la Facultad de Farmacia de la Universidad Complutense de Madrid, conjuntamente con el Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). “Lo que buscamos es obtener nuevos materiales que se puedan utilizar en impresión 3D, que permitan hacer un desarrollo completamente personalizado, a medida y accesible”, manifestó.

Según Cubo, a través de estos materiales “generamos unos soportes donde van a vivir las células que extraigamos del paciente para crear un entorno en el que estas células pueden desarrollarse al estar en circunstancias similares a las del cuerpo humano”.

Explicó la investigadora, el proceso inicia con la impresión de cuadrículas de policaprolactona mediante una Witbox 2 de la empresa tecnológica española BQ, la cual ha brindado asesoría técnica durante todo el proceso; seguidamente en las cuadrículas se “inyectan” las células vivas obtenidas del paciente, las cuales paulatinamente absorben el material y forman nuevo hueso o cartílago, dependiendo del tipo de células inyectadas.

Señaló la ingeniera que actualmente la investigación se encuentra en su primera fase y se prevé llegar a la etapa de ensayo clínico en unos dos años. De confirmarse los resultados logrados hasta ahora, se habrá logrado un progreso significativo en el área de la medicina regenerativa; según Cubo, este avance representaría una valiosa contribución a la regeneración de tejidos en pacientes con osteoporosis o en patologías que causan que los huesos funcionen mal o se fracturen.

A su juicio, la aplicación de la tecnología de impresión 3D en medicina presenta dos aspectos fundamentales; por una parte, permite ejecutar terapias personalizadas, incluso en el caso de las prótesis metálicas, ya que se superaría el actual problema de la falta de medidas exactas; en el presente, las prótesis se fabrican en tallas estándar y en cada caso se utiliza la que más se ajuste, pero rara vez es la medida exacta del paciente.

Por otra parte, gracias al auge que actualmente está experimentando la tecnología de impresión 3D, “se mueve mucho por comunidades libres, y eso facilitará que llegue a todo el mundo, no es la tecnología de una empresa cerrada y privatizada. Va a ser posible generar herramientas accesibles para mucha gente en multitud de lugares”.

GF

Novedosa tecnología para desarrollar prótesis de tejido vivo a partir de impresión 3D